LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA
En la búsqueda
de la Verdad
La palabra verdad sugiere condescendencia entre lo que se piensa y lo que se ve. Su etimología viene del latín “veritas” compuesta con las palabras “veris” verdadero y la palabra “tas” cualidad.
En el seno de nuestra augusta institución se reciben hombres (como especie, no como genero) libres y de buenas costumbres. Y desde esa libertad se da el respeto a las diferencias, a la diversidad de “universos” que trabajan en las logias, cada Hermano tendrá su verdad y para encontrarla habrá de transitar por un camino de continua deconstrucción y construcción.
Por lo que la verdad de cada cual se manifestará de diferente manera según el proceso y avance personal de cada masón, aunque la metodología del trabajo masónico es la misma para todos, podría decirse que es una misma ruta, con diferente destino para cada uno.
Ya que la encomienda o divisa de la masonería es el esclarecimiento de las consciencias, que cada uno descubra los tesoros soterrados que lleva dentro, su verdad, su esencia.
Y desde esta postura la masonería nos exhorta a encontrar la manera de gestionar nuestro ego para que este no sea un obstáculo, sino una herramienta adecuada que contribuya al crecimiento personal.
Para encontrar esa verdad que como principio rector habrá de llevarnos al siguiente nivel en todos los ámbitos de nuestra vida, haciéndola más plena y libre es necesario conocernos, gestionar un adecuado manejo de emociones, pensar antes de actuar, esto es, evitar ser reactivo, utilizar la duda filosófica y guardar silencio viéndolo no como inacción, sino como pausa reflexiva antes de accionar.
En la masonería no existe una única verdad para todos, ya que lo que para mí puede ser una verdad, para otra persona puede ser totalmente lo contrario.
En un mundo donde desde pequeños se nos van introyectando “verdades absolutas”, dogmas y adoctrinamientos que no admiten cuestionamientos y que van en detrimento de nuestra esencia, condicionándola, limitándola y por lo tanto encadenándonos a cumplir con determinados constructos sociales en los que se nos indica encajar y seguir, ante tales circunstancias, contamos con la luz del conocimiento que se alza cual fuego que nos regala Prometeo, iluminando nuestra consciencia e invitándonos sutilmente a ser lideres asertivos de nuestras vidas, a no necesitar de dogmas o adoctrinamientos para encontrar nuestra verdad.
Pero esta búsqueda no es cómoda, ni fácil, habrá de pagarse un alto precio para acceder a nuestra esencia, a nuestra verdad y es que, el autoconocimiento no es un proceso ni lineal, ni bello, por lo menos no del todo.
Entonces es importante tener claro el objetivo de este proceso y confiar en los guías que se irán manifestando cuanta más ecuanimidad haya en nuestra vida.
Somos nuestros propios profetas, nuestras acciones del presente vaticinan en gran medida nuestro porvenir, por eso la importancia de que haya congruencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos.
Ser sabios es poner el conocimiento en acción, no solo basta conocer es necesario hacer.
Y dado que la existencia no admite representantes, de nosotros depende, de nadie más, ser agentes de cambio que marquen una diferencia favorable en su entorno.
Y todo esto desde una perspectiva de fraternidad masónica, sabiendo que nuestras acciones también impactan a nuestro entorno, en su libro Moral y Dogma, Albert Pike menciona que “Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros. Lo que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal”.
Sabiéndonos poseedores de un poder para generar en el mundo un impacto positivo, cabe preguntarnos: ¿Qué estás dispuesto a transformar en ti para alcanzar una vida de sabiduría y respeto hacia los demás? La masonería fomenta una vida de honestidad, congruencia y transparencia, valores esenciales en la transformación personal.
Que tu verdad te haga libre.
Es cuanto.
(*) RLS Círculus Acaciae