LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA

Los ideales masónicos

 

 

Ciudad de Estocolmo Suecia

«La Fraternidad masónica siempre está por encima de cualquier diferencia, ya que así la masonería puede continuar siendo el centro de unión y medio para establecer amistad entre personas que, de otro modo, habrían permanecido distanciadas entre sí para siempre. (Constituciones de Anderson, 1723).»

La masonería centra su esfera de interés en el ámbito de la sociedad en la que se desenvuelve, alejada de utopías etéreas, es sensible, por tanto a las inquietudes y necesidades del mundo que nos rodea. Es ahí donde intenta sembrar sus ideales.

Tiene por misión preparar la Concordia Universal y debe por ello mejorar tanto al ser humano como a la sociedad. 

La masonería se define como una Institución esencialmente filosófica, filantrópica y progresiva.

Filosófica porque ama la verdad, filantrópica porque ama a la humanidad y progresiva porque no se confina al pasado.

La Institución cree que únicamente en una sociedad regida por los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, basada en la Laicidad, puede ser respetada la dignidad humana, que implica el pleno derecho a su desarrollo, por el libre ejercicio de sus potencialidades para enriquecer su vida con toda clase de bienes.

La masonería aspira a un Orden Universal, democrático y cosmopolita, en el que los hombres y los pueblos colaboren y se beneficien mutuamente en su libre desenvolvimiento a través de su Unión, Solidaridad y Cooperación. En consecuencia reconoce y proclama en su totalidad la Declaración Universal de Derechos del Hombre, aprobada por las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948, y trabaja por el desarrollo de un Orden Social que garantice tales derechos.

La filosofía francmasónica supone, como toda filosofía, una actitud ante la vida, que obliga a observar una conducta en estrecha correspondencia con ella.

La masonería considera que la elevación ética, la emancipación y el progreso de los seres humanos y de los pueblos se consiguen a través de su ilustración por la ciencia, el valor del trabajo y la práctica de la virtud. No reconoce la masonería, en la investigación de la verdad, ninguna autoridad superior a la razón humana. Considera que las ideas metafísicas son del dominio exclusivo de la apreciación individual, por lo que la Institución rehúsa hacer ninguna afirmación dogmática y, en consecuencia, no prohíbe ni impone ninguna convicción religiosa. Proclama los principios de absoluta Libertad de Conciencia y Laicismo del Estado como medio para garantizar esa libertad, y permitir a todos los hombres la creencia en los dogmas, si así les place, o no creer en ninguno, si así lo prefieren.

La masonería admite diversos ritos y grados, siempre que dicha diversidad no altere los principios que profesa, los medios que adopta, ni el objeto que se propone.

Los principios de la masonería

La Orden de los Masones es una Orden iniciática universal tradicional basada en la Hermandad.

Es una unión de personas de libre y buena moral, de todas las razas, de todas las nacionalidades y de todos los credos. Une a aquellos para quienes la preservación y el desarrollo de los valores espirituales de la humanidad es una tarea de suma importancia.

La "masonería" se define tradicionalmente como "un sistema moral y ético oculto en alegorías e ilustrado por símbolos". Pero es, al mismo tiempo, la escuela de la Moral, y el Código de Ética, y el método de la Cognición.

El propósito de la Orden de los Francmasones, es decir. la principal tarea espiritual que los Hermanos se proponen y resuelven se formula como "superación personal e iluminación de las personas para su mejora".

Para hacer esto, los masones trabajan diligentemente en las Logias, mejorándose espiritualmente, dando ejemplos de moralidad, promoviendo la educación y realizando extensas actividades caritativas.

La superación espiritual personal de cada uno y la unidad fraterna son las ideas fundamentales de la masonería. Este es el camino hacia una única moral universal construida sobre la idea del Bien. A las relaciones humanas basadas en los principios de fraternidad, amor, cooperación y armonía. A una única Sabiduría superior, conduciendo todos los fenómenos dispares del mundo a la más alta Armonía.

El deber de superación espiritual exige al masón ser sabio, virtuoso y justo tanto en su vida personal como en el mundo que le rodea. Sin saberlo, se convierte en un digno y atractivo modelo a seguir.

La Francmasonería se basa en un sentido de la unidad de la Vida y la Ley Moral Suprema. Las reglas: "Haz a los demás como te gustaría que te trataran a ti" y "No le hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti": la ley para el masón. Los hermanos deben seguirlo estrictamente tanto en la Logia como en el mundo profano.

Los masones se reconocen como Hermanos y deben ayudarse y apoyarse mutuamente, incluso en caso de peligro para su vida. También están obligados a prestar asistencia a cualquier persona en peligro.

En la búsqueda incansable de la Verdad y la Justicia Suprema, los masones no reconocen obstáculos ni restricciones.

Están absolutamente comprometidos con el respeto a la personalidad y la libertad de otra persona, reconociendo el derecho de toda persona a su propia opinión ya su libre presentación.

Siempre se esfuerzan por reconciliar los opuestos y unir a las personas sobre la base de la moralidad universal y el respeto por el individuo.

Consideran el trabajo su deber y su derecho.

Los masones están obligados a respetar las leyes y la autoridad legítima del país en el que viven y se reúnen libremente. Estos son ciudadanos ilustrados y disciplinados, por lo demás guiados por los imperativos de su conciencia.

Mientras practican, observan las reglas, usos y costumbres tradicionales de la Orden.

Los masones se reconocen entre sí por palabras, signos, con los que tradicionalmente se comunican en la Logia durante las ceremonias de iniciación.

Estas palabras, signos, así como ritos y símbolos, son objeto de un secreto indestructible y no pueden ser comunicados a nadie que no tenga el estatus adecuado para conocerlos.

Cada Francmasón es libre de revelar o no revelar su estatus, pero no puede revelar el estatus de un Hermano.

Los masones se unen entre ellos para formar -según la tradición masónica- grupos autónomos llamados Logias.

Cualquier Logia se rige por las decisiones tomadas por una mayoría de Maestros Masones, debidamente ataviados, pero no puede desviarse de los principios generales de la Masonería y de las leyes de la Obediencia a la que pertenece.

Las logias se agrupan en Grandes Logias (Obediencias), estructuras nacionales independientes, guardianas de la tradición, que ejercen jurisdicción exclusiva e indivisa en el marco de la "francmasonería simbólica", es decir. por encima de los tres grados simbólicos: Aprendiz, Oficial y Maestro.

Las Grandes Logias se rigen por la tradición, las Obligaciones Antiguas y sus propias Constituciones y Leyes.

Respetan la soberanía e independencia de otras estructuras masónicas y evitan cualquier injerencia en sus asuntos internos.

Mantienen entre sí las relaciones necesarias para la unificación del Orden universal.

Ellos, a su discreción, celebran tratados y alianzas fraternales entre ellos.

Regulan de manera independiente su legislación y administración, justicia y disciplina interna.

Así, mediante el respeto a la personalidad de cada entidad nacional masónica, la autonomía de cada Logia y la libertad individual de cada Hermano, se preserva la universalidad de la Orden de los Masones, para que reine el Amor, la Armonía y el Consenso entre todos los Masones.