LIBERTAD ABSOLUTA DE CONCIENCIA
Simbología del Tercer Templo de Jerusalén
La construcción de un Templo, cuando está realizada por Maestros Hábiles, expresa una Cosmología. Su «lenguaje» es Simbolismo que se basa en la analogía entre el templo físico, material, y el Cuerpo de la Divinidad manifestada sobre la Tierra.
El edificio sagrado es una imagen del Cosmos, y con mayor razón, una imagen del Ser y de sus posibilidades, que están como exteriorizadas u objetivizadas en el Edificio Cósmico.
Es como el signo exterior de una facultad espiritual que religa al hombre con su Prototipo Divino: el Logos.
Así pues, desde el punto de vista estático, el edificio sagrado o Templo representa el Cuerpo o Habitación de la Divinidad, la Habitación de Dios entre los hombres y en los hombres: el templo terminado. Pero «desde el punto de vista dinámico, el Templo verdadero no es el Templo acabado, concluido, sino el Templo que se hace».
La Arquitectura repite la Cosmología. Este Simbolismo del Templo Verdadero, ya no se centra sobre la «figura» del templo, sino sobre la piedra en sí misma… Tal como el templo físico, corporal o material es construido de piedras juntas ensambladas, así el Templo Espiritual deberá estar constituido por un gran número de Piedra Vivientes (Hombres Verdaderos, Hombres Regenerados). Y este templo en expansión no está hecho por las manos de los hombres, «es Dios mismo quien lo edifica». «Él es su artífice y maestro de obra». Es el templo «no hecho con las manos», el Templo del Alma Inmortal en el hombre…
Para que un Templo material soporte la fijación de la Presencia Espiritual, o el proceso descendente del Gran Arquitecto del Universo en el hombre, hace falta que en cada hombre se cumplan espiritualmente los pasos o etapas que señalan los ritos Consagratorios. De este modo, el nexo que une el edificio simbólico a su Prototipo Divino, se convierte en el canal de una Influencia Espiritual que opera una transmutación íntima de la Consciencia, una verdadera «Metanoia». Tal es el fruto de la Ascesis, la Praxis del Arte Real, el Arte Iniciático Operativo que va a transformar a cada hombre en un Templo Viviente, en Templo Esprititual, Cuerpo Perfecto (Soma Teleion) o Cuerpo Glorioso e inmortal (Soma Athanaton)… «Vosotros también como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios».
La Gran Pirámide de Keops, genuino paradigma del Templo Solar por excelencia, ha permanecido en elocuente silencio por muchos milenios, esperando «el retorno de Henoch»; para que una nueva humanidad rescate de las entrañas del Monte Moriah, la Heredad incorruptible de un remotísimo pasado que vuelve a constituir una nueva dispensación, raíz y potencia del Tesoro Tradicional de la Edad Futura que permitirá a las Almas despiertas convertirse en Piedras Vivientes, Humanidad regenerada, con lo cual, la Ciudad Gloriosa tendrá Fundamentos Eternos, y el Masón Real, verdadero, genuino, podrá decir con justicia: «¡oh, Paraíso del Gran Arquitecto, ciudad del Rey de Gloria, tú brillas e irradias como la Aurora!». Y desde lo alto, el Señor responderá: «¡tú has fundado sobre la Roca mi Obra, y Cimientos Eternos me sirven de Fundamento!».
En su aspecto Macrocósmico, éste será el Templo de la Humanidad entera Rescatada y Reintegrada. El gran Cuerpo Glorioso, Cuerpo Transfigurado donde se reunirán en el final de los Tiempos todas las naciones porque, como resultado de la Liberación Individual, ha surgido la Gran Liberación Colectiva. Tal es en efecto la Gran Obra Universal: el Gran Hombre Arquetípico: el Adam Kadmon que había sido dispersado, esparcido y aprisionado, recupera su primitivo Esplendor y su Libertad, porque las células que lo componen, integrándose mediante los esfuerzos de Sabiduría, Fuerza y Belleza, han finalmente reconstruido el Templo Eterno en Los Cielos. Post Tenebras Lux… Ordo ab Chao… Malkuth volverá a ser el Reino Luminoso y armonioso donde Adam Kadmon reinará de nuevo para continuar su tarea eterna.
Recordemos algunas frases del Ritual de instalación de una nueva Logia masónica:
- ¿Cuántos Templos hay en el Universo?
- Hay tres.
- ¿Cuáles son ellos?
- El Templo Simple, que es el cuerpo del hombre; el Templo Simbólico, que es el templo Terrestre, y en fin, el Templo Perfecto, que es el Universo, imagen del Arquitecto Eterno, como el Templo es la imagen del Universo y el hombre la imagen del Templo.
Y en el catecismo del Aprendiz Cohen:
¿Cuántas clases de Templos hay en el Universo?
-Cinco clases: el simple, el perfecto, el simbólico, el justo y el apócrifo.
¿Cuál es el simple?
- Es el del cuerpo del hombre.
¿Cuál es el perfecto?
- El del Cuerpo Universal.
¿Cuál es el Simbólico?
- El del cuerpo general terrestre.
¿Cuál es el Justo?
- El del cuerpo inferior material.
¿Cuál es el apócrifo?
- Es el convencional que los hombres se esfuerzan en establecer impunemente en el error…
Según los talmudistas: «dos Templos han sido destruidos, pero el Tercero permanecerá para siempre».
El Tercer Templo es el Templo del Alma Inmortal del Hombre, esa Construcción Espiritual erigida por la Virtud en el Corazón, la Caverna situada en las entrañas del Monte Moriah, donde Henoch ocultó el Gran Tesoro de la Sabiduría Primordial.
Robert Ambelain, sucesor y detentor de las más genuinas y diversas Sucesiones Masónicas, realizador de la Síntesis conocida como la «resurgencia» de l’Ordre des Chevaliers Maçons Elus-Cohen de l’Univers, S.G.M. del Rito Iniciático Antiguo y Primitivo de Memphis-Misraim (33, 90, 99), dice en su libro Le Martinisme, página 131: «el Templo destruido que se trata de reconstruir, no es el de Salomón, sino el de la Jerusalén puramente Celeste, la que verdaderamente justifica su significación hebraica: ‘visión de beatitud’».
«Levántate entonces, oh nueva Jerusalén, tu que duermes, y la Divina Luz lucirá a tus ojos, recibe esa luz que es tu Luz, y la Gloria del Señor se levantará a su vez sobre ti».
En el maravilloso libro de Abu Bakar Siraj Ecl-Din, The Book of Certainty, leemos lo siguiente:
«El hombre no puede alcanzar la verdad de la Certeza, si no es por un rayo de la luz procedente del Sol del Espíritu de La Verdad».
QQ.·. HH.·. imaginémonos reunidos en la Sagrada Logia presidida por el Rey Salomón, Hiram, Rey de Tyro, e Hiram Abiff; reunión que se efectúa en las entrañas del Monte Moriah, bajo la parte donde fue erigido el Debbir, el Santo de los Santos. Démonos cuenta de la luz que fluye desde el Centro de la Sagrada Logia hacia el Arco de la Bóveda del Templo de Salomón… Contemplemos, con la totalidad de la mente en el Corazón, la refulgente Luz que "convierte al que ve y al visto en uno solo".
Ahora comprenderemos lo que significa morar en el Ser, pues la refulgente Luz de la Ciencia de la Certeza inunda todo el lugar y lo convierte en un Espejo Luminoso… Esa Luz es un Rayo de la propia Luz Divina que Dios ha proyectado en el Corazón del hombre… «Es el propio Sol el que permite que el sol se vea».
«Suspendamos los Trabajos» con la Plegaria que el Rey Salomón elevó al Eterno en la Dedicación del Templo, según I Reyes 8,29:
«Que estén tus ojos abiertos de noche y de día sobre esta casa, sobre este lugar del cual has dicho, mi nombre estará allí; y que oigas la oración que tu siervo hará en este lugar».
Aunque no deja de ser recomendable restaurar los Templos antiguos, lo realmente importante es que logremos la viviente experiencia de los Principios Arquetípicos y que construyamos nuestros fundamentos de consciencia sobre los profundos fundamentos de nuestro propio Ser Íntimo. Y, de ese modo, desde la Caverna que es el Templo dentro de nosotros, el Templo de Henoch, elevar hasta la Cima de la Montaña la preciada Placa Triangular de Oro y Piedras Preciosas, que constituye nuestro más Sagrado Tesoro y nuestra más genuina Heredad.
Únicamente allí, en ese lugar subterráneo, en las entrañas de la tierra, totalmente «fuera del alcance de los profanos», descendiendo hacia la comprensión íntima, secreta y vital, podremos encontrar La Verdadera Palabra, tal como lo había grabado el Patriarca Henoch en el Delta de Oro. Entonces, con inmenso regocijo y con el signo de admiración podremos exclamar:
«¡Baruj Atah Adonai…!».
«Alegra al corazón triste, y tu amor te valdrá más que si hubieras edificado mil Templos».
Fuente: Simbolismo del Templo Masónico de Fermín Vale Amesti